lunes, 12 de noviembre de 2012

C'est la vie

La vida es efímera, frágil, débil. Es como andar por una cuerda floja a 200 metros de altura de la que puedes caer en cualquier momento, y no tiene por qué ser necesariamente culpa tuya. Una corriente de aire, un pájaro que se cruza... cualquier cosa te puede hacer caer. Y morir. Y no importa que solo hayas dado dos pasos, o cien. Efímera, porque cuando somos jóvenes solo queremos crecer, y cuando crecemos nos damos cuenta de que todo ha pasado demasiado rápido y queremos volver a ser jóvenes. Frágil, porque somos humanos (demasiado humanos) y cualquier fallo en el mecanismo puede provocar que la máquina se rompa. Débil, porque cuando ya se ha estropeado una vez, nunca vuelve a ser la misma. Y al final todo es irónico, incluso la muerte en sí misma, que es capaz de engendrar más vida. Es el eterno retorno, la maquinaria que se retroalimenta a sí misma.

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